Te asomás. Dejo el libro entre las sábanas.
No, no venís a la cama.
Sólo vas a cerrar la puerta un rato
para que el televisor no moleste.
Tus gestos empiezan a ser cotidianos.
Como las hojas que caen y el árbol,
que ya no tiembla si queda desnudo.
libertad, plaza de la
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alguna forma en el que Wladimir Mikielievich escribió durante casi toda su
vida. C...
Hace 1 semana
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