Te asomás. Dejo el libro entre las sábanas.
No, no venís a la cama.
Sólo vas a cerrar la puerta un rato
para que el televisor no moleste.
Tus gestos empiezan a ser cotidianos.
Como las hojas que caen y el árbol,
que ya no tiembla si queda desnudo.
día del niño
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Recién este sábado al mediodía cuando salí a la calle y vi la mesa de
juguetes en la vereda del kiosco de Walter caí en la cuenta de que el
domingo era e...
Hace 3 semanas
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