miércoles, 2 de mayo de 2012

El árbol

Te asomás. Dejo el libro entre las sábanas. No, no venís a la cama. Sólo vas a cerrar la puerta un rato para que el televisor no moleste. Tus gestos empiezan a ser cotidianos. Como las hojas que caen y el árbol, que ya no tiembla si queda desnudo.