Su territorio llega
hasta el tejido de alambre.
Ahí sacó yuyos
abonó la tierra
crió nietos,
nunca hizo caso de cierta molestia
entre dos costillas.
Cuando el médico preguntó,
Amelia pensó en otra cosa, en
la época de lluvias.
Él fue insistente.
Ella se negó.
Con alguien así no se puede hablar
y para qué.
Riega el níspero.
El jardín está inmóvil a su alrededor.
Es raro: nubes cargadas
y ningún rastro de tormenta.
Recuerdos de otra guerra y otras noches (I)
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Estos días llenos --o vacíos-- de noticias de una guerra que no termina de
suceder me hacen recordar otra guerra, otros días y, especialmente, otras
noch...
Hace 5 días